viernes, 17 de julio de 2009

Thirteen: ¿Podría llegar a ser tan ciega?

Ella se había formado de las vueltas que no le habían dejado dar, de los caminos que le habían quedado por andar... y de todas las cosas que pensaba que se estaba perdiendo. Se seguía metiendo cosas en la cabeza, cosas que no servían de nada. Siguió al mejor ejemplo -que pensaba- que tenía y se dejó llevar. Inhalando sueños malgastados, dejándose libre, se volvía poco a poco en una criatura siniestra, totalmente descabellada y con poco entender de la realidad. A medias, influenciable... buscando la propia identidad. Seducida por un engaño que estaba a la vista de todos, hasta se mostraba frente a su cara, diciendo graciosamente: ¡Acá estoy! ¿Qué, no me ves? Qué arrogante, caprichosa, y hasta egoísta. Creyendo que se iba a llevar el mundo por delante, creyendo... que no iba a tener que arreglar las cosas que había destrozado. Se jacta de ser importante, se jacta de creerse especial, cuando en realidad, es vulnerable y piensa todo lo contrario.

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