domingo, 6 de mayo de 2012

Dulces palabras

Cuanto más me acerco al mar, más siento que lo que me acongoja es la soledad. Como si fueran películas, una detrás de otra, como si fuera a quedarme acá, sola. Esas películas que te dan frío, que sentís que te despertaste abandonada en el medio del campo, o de una playa, o un bosque, o lo que fuera.
Es exacto, exacto eso.
Se vuelve a formar un agujero negro en la piel, no puede ser que todo sea tan ligero... No puedo estar tan desconectada, no puedo.
No puedo vivir así, no quiero. No puedo pasar un día sin divertirme, no puedo seguir aburriendome, hay algo muy malo en mí. Algo que ni siquiera yo sé muy bien qué es, pero eso me hace aburrirme, eso me hace ser una forra.
No quiero, no quiero, no quiero caer otra vez. No me gusta estar cayendo y al mismo tiempo sí.

Te odio
No, no te odio
y sí, me detesto por no poder odiarte. LA-CONCHA-DE-TU-MADRE

No hay comentarios: